19.3.12

Ya no quedan malos momentos, solo los felices.

El tiempo pasa, crecemos y muchas veces queremos repetir nuestra inocencia, nuestras lucuras, nuestra infancia. Sí, ahora me siento como una niña pequeña de 7 años que está aprendiendo a ver la vida diferente de cuando tenía 3, en la que le daban todos los caprichos de mundo y mi padre le daba la mano y después la lanzaba por los aires. Esa niña de 7 años estaba apunto de cumplir los ocho y de tener una hermana, todavía jugaba con su muñeco para "practicar" a cambiar pañales y darle la papilla.

Y puede que eche de menos el llorar sabiendo que mis padres estaban allí paar calmarme. Añorar cuando mi abu me daba un trozo de tela y "coser". Echar en falta aquellos momento que por mucho que me esfuerce no se repetirán.

Papá, ojalá te pudiera hacer el mejor regalo del mundo, pero sé que para ti eso no importa sé que cuando te vea entrar por la puerta lo que más vas a desera es que lleguemos corriendo y te demos un abrazo.
Felicidades Papuchi.

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