7.5.12

No me cuesta nada.

Estoy  en una pendiente, suave sin complicaciones y con el piar de los pajaros al atardecer. Con un teclado viejo que molesta el onido de las teclas al escribir rápido y sin guión, sin pensar solo dejandose llevar. No me cuesta nada reír, es lo que hago con más frecuencia a lo largo del día. No me importa imaginar la mayor tontería ni reproducirla ya sea escribiendo o habalndo.

Estoy en la misma montaña, ahora subiendo una pendiente mayor, no tan suave, preocupandome por lo que digo y escribo. Parándome. Escribindo pensando aunque sea momentáneo. Las luces se difuminan al igual que mi vista. No veo la pantalla pero distingo bien las letras en el viejo teclado.Parpadeo. Me cambio de poscura en la silla  y miro la grapadora.

Estoy a 1 metro de la cima pero me rindo. Mis pupilas quieren ocultar mis lágrimas pero no pueden.
Quisiera estar en una montaña ahora mismo, están lejos. Desde este cuarto oscuro no las distingo. La grapadora roja ahora es granate. No hay colores chillones solo un marcador amarillo gastado y una hoja de mi agenda con dibujos estúpidos y sin sentido.

No hay montañas, solo un trocito de cielo que cambia su tonalidad cada segundo aunque no lo aprecie. Ahora es un azul triste, un azul de mis venas un azul de mi libreta de física y química.

Estoy mirando aa mi alrededor, hay muchos más colores alegres. Hay un amarillo raro de mi funda del movil, naranjas  y color madera. Sí, el color madera es un color alegre.
Ha entrado alguien, se cierra la puerta. Ya no stoy sola.

No me cuesta nada estar sola pero de momento: ADIOS SOLEDAD.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Visitaas

Seguidores